sábado, 3 de marzo de 2007

...Y AHORA, QUIEN PODRA AYUDARNOS?

Gran impacto mediático han causado entre los representantes del género masculino -hombres, varones, machitos y trásfugas- las demoledoras declaraciones de la recientemente nombrada fiscal especial para la Atención de Delitos Relacionados con Actos de Violencia contra las Mujeres, de la PGR, Alicia Elena Pérez Duarte.

Ahora es conocida ya en el mundillo de los chismes y diretes de los medios de comunicaciòn como "la fiscal Torquemada", en honor a aquel despiadado fraile que fuera nombrado por la Corona Española encargado de la temible -más temida que la Gestapo en sus tiempos- Santa Inquisición en tierras de la Nueva España, o sea, lo que ahora es México, más lo que se robaron los gringos.

Pues resulta que las declaraciones de la señora (¿?) Pérez Duarte no levantaron ampolla sino tremendo chipote entre los legisladores que tratan de encontrarle la pichada a la Fiscal porque fueron hechas con todas las agravantes de la ley, premeditación, alevosía y ventaja. Estas son algunas de las declaraciones hechas por la funcionaria en relación a la nueva Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia:

"Los hombres que llaman por celular a su pareja cada media hora para cerciorarse de dónde está; que todo el tiempo sospechan que está con otro; que no la dejan vestir como le gusta; que la aíslan de amigos o familia, incurren en el delito de celotipia".

"Los maridos que dejan de hablarle a sus esposas o que "sin justificación" evitan tener relaciones sexuales; a quienes les da lo mismo que ella esté o no en casa; los que la descalifican todo el tiempo o, sorprendidos en adulterio, tratan de hacerle creer que está loca, pueden ser sancionados por indiferencia o desamor".

En el código penal de cada Estado se deberán fijar penas a estos delitos. Podría ser, por ejemplo, 45 días de multa o hasta cinco años de cárcel, si se compara con el hostigamiento sexual.

Al preguntársele sobre ¿Cuántos días o meses el marido o el concubino tiene que dejar de hablarle a la esposa para poder ser acusado de violencia sicológica? ¿Cómo hacerle si en cada matrimonio hay rachas de silencios? Para la fiscal feminista, la medida de lo intolerable la tendrá que definir cada mujer.

Cuando se le pregunta qué ocurre con los hombres golpeados, ella habla sobre "el equilibrio de la balanza" y califica dicha situación como un conflicto de poderes dentro de los hogares donde las mujeres hacen valer sus derechos y discuten. "A lo mejor (el varón que se dice maltratado) se puede sentir agredido por los gritos y los sombrerazos, pero tiene perfectamente la oportunidad de agarrar sus triques e irse si no le gusta".

"Las mujeres en situación de abuso no tienen esa oportunidad, incluso a los trancazos. No digo que sea bueno que las mujeres le peguen a sus compañeros varones, no, pero si a trancazos nos vamos al menos que sea una campeona en box o una de nuestras campeonas levantadoras de pesas, yo todavía no veo en este país a un señor que no pueda esquivar un trancazo y salirse", argumentó

Y para que ya no le sigan haciendo preguntas sobre los maridos golpeados, la Fiscal ataja la discusión con una afirmación contundente: "Ojo, hay mujeres que han asesinado a los maridos, desde luego que sí, pero siempre, siempre, en defensa propia o en defensa de uno de sus hijos".

La licenciada, maestra y doctora en Derecho dice que aunque la nueva ley ha desatado burlas y críticas, esto era de esperarse en una sociedad "machista, patriarcal y misógina", como la mexicana.

"Tenemos la reacción en contra precisamente de esos machos y de esos patriarcas, no es inusual ese tipo de burlas y de críticas", dice la especialista en Derecho de Familia, Estudios Jurídicos de Género y Derechos Humanos.

Sobre las críticas que algunos senadores han hecho a la norma por no especificar quién es el destinatario (por lo que un compañero de trabajo, un vecino o un papá puede ser acusado de indiferencia, por ejemplo), para la fiscal es cuestión de "lógica" deducir a quién se aplica esta ley.

"Desde luego, la celotipia así definida, y el desamor, no va a ser el jefe o el compañero de trabajo que lo cometa. Es una cuestión lógica", responde a la duda. Explica que no se trató de crear una ley contra maridos, concubinos o novios, y que una de sus aportaciones es que intenta definir la violencia sicológica que sufren las mujeres, "independientemente de quien la cometa".

CONCLUSION

No sé, ni siquiera me imagino hasta donde se llevará esta espinosa propuesta de la Fiscal, quien a sido duramente criticada por los medios de comunicación masiva. Guillermo Fárber, en su archi-leída columna BUHEDERA, hace estos comentarios al respecto:

"Estoy aterrado. De veras que estas hembristas enloquecidas no entienden que, aunque los hombres sean sus blancos favoritos en el corto plazo, en el mediano plazo las principales afectadas por sus acciones delirantes son las mismas mujeres; y en el largo plazo, obviamente, el perjuicio más grave y más permanente lo sufre la sociedad en su conjunto".

"Uso el término "hembristas" con absoluta conciencia de su significado despectivo que las distancia años-luz de tantas dignas, inteligentes y respetabilísimas feministas. No parece ser una mujer profesional que se propone la defensa racional, legal y humana de su género, sino una mujer profundamente dañada emocional y psicológicamente que va en busca de venganzas institucionales de traumas personales".

"Tomo un solo ejemplo del repertorio de aberraciones que soltó la fiscal: afirmó que cuando una mujer asesina a un marido, amante o novio, siempre (así dijo: "siempre") es en defensa propia o de sus hijos". Y termina Guillermo Fárber con una sugerencia al Procurador Eduardo Medina Mora, quien tiene bajo su mando a la tremenda fémina:

" Mi estimado procurador Eduardo Medina Mora: Esa área de tu dependencia reviste una importancia suprema y requiere tanta firmeza como tacto, tanta energía como sensatez, y tanta valentía como comprensión humana. Ninguno de esos indispensables equilibrios parece tener doña Alicia Elena, quien en su morral sólo parece traer furia, rencores y afanes revanchistas. En ese delicadísimo puesto necesitas un fuerte entramado de calzones, sesos y sensibilidad; no el confuso tambache de vísceras damnificadas y neuronas canceladas que parece distinguir a tu actual colaboradora".

Esperen más noticias sobre este candente caso.

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